domingo, 14 de septiembre de 2014

                                 FLORA Y FAUNA DE LOS DESIERTOS.                    
                                                                    FLORA.
En  el Desierto, sólo se adaptan algunas plantas. Éstas se protegen de los animales con espinas y con gruesas capas de piel. 
Algunas de ellas son: cactus, palmeras, nopales y diversos arbustos y plantas de los oasis.


Fauna
En el desierto sólo logran sobrevivir algunos animales como son: lagartijas, serpientes, arañas, alacranes, buitres, coyotes, camellos, entre otros.

 Flora del desierto cálido



Al igual que la fauna, solo hay algunas especies de plantas que logran adaptarse y sobrevivir en este ecosistema. Estas plantas se protegen de los animales con espinas y con gruesas capas de piel. Algunas de ellos son, por ejemplo los cactus, palmeras, arbustos y plantas de los oasis                                                    




               ANIMALES DEL DESIERTO

                   MANGOSTA RAYADA DEL DESIERTO

 


  • Nombre científico:
    • Mungos mungo 
  • Taxonomía:
    • Clase: Mammalia 
    • Orden: Carnivora 
    • Familia: Hespestidae 
  • Biología:
    • Zona de origen: África 
    • Hábitat: Sabana 
    • Vida social: Gregaria 
    • Alimentación: Carnívora 
  • Clasificación:
    • Mamíferos 
  • Características físicas:
    • Longevidad: Hasta 17 años en cautividad 
    • Peso al nacer: 30-50 g 
    • Peso medio: 1,5-2,25 kg 
    • Longitud: 30-45 cm 
  • Reproducción:
    • Reproducción: Vivípara  
    • Gestació
    • n: 60-70 días 
    • Número de crias: 2-6 
  • Descripción

     Esta especie ocupa las sabanas, los bosques abiertos y las zonas de matorrales, generalmente cerca de corrientes de agua, de buena parte del África al sur del Sáhara, desde Gambia y el Senegal hasta Etiopía y Sudáfrica. Está ausente en las zonas desérticas y semidesérticas y en las regiones montañosas, aunque en Etiopía se ha observado hasta los 1.600 m de altura. 
    Es una mangosta de tamaño medio y presenta una coloración parda con entre 10 y 15 franjas oscuras en la espalda que la diferencian de las demás especies de mangostas. Las uñas de las extremidades delanteras están más desarrolladas y las tiene más curvadas que las de las posteriores para poder excavar las madrigueras donde se refugia y para hurgar en el suelo y buscar los invertebrados que forman parte de su dieta. A menudo, utiliza los termiteros para construir las madrigueras.
    Es de hábitos diurnos y de costumbres gregarias, forma grupos de entre 10 y 20 individuos pero que pueden llegar a los 70 ejemplares, con una estructura social de organización matriarcal y de comportamiento nómada, que va cambiando de zona cada dos o tres días. Su alimentación es básicamente insectívora, pero también come algunos frutos, pequeños vertebrados y huevos de aves. Por la mañana, el grupo abandona las madrigueras y se dirige a las áreas de alimentación, donde cada individuo busca la comida por su cuenta a pesar de que en ocasiones pueden colaborar entre ellos para capturar alguna serpiente o alguna presa más grande.
    Siempre mantienen el contacto entre ellos y con frecuencia se ponen de pie sobre las patas traseras para vigilar su alrededor y detectar la presencia de posibles predadores. En caso de peligro, emiten un grito de alarma y huyen a refugiarse en madrigueras o entre la vegetación. Si no encuentran protección en los alrededores pueden formar un grupo compacto, con los individuos más jóvenes en medio, para defenderse. Los animales más jóvenes, los viejos y los que tienen algún problema son protegidos por el resto del grupo.
    Normalmente, solo crían las tres o cuatro hembras de categoría dominante del grupo, que inhiben a las de rango inferior. La reproducción se produce de manera sincronizada y las hembras suelen parir al mismo tiempo entre dos y seis crías cada una, que nacen ciegas y con poco pelo y pueden ser amamantadas por cualquier hembra y son vigiladas por todos los miembros. Cuando el grupo sale para alimentarse, algunas hembras, y a menudo también algún macho adulto, se quedan vigilando a los pequeños, que hasta los diez días de edad no abren los ojos y no salen de la madriguera hasta las cuatro semanas. A partir de la quinta semana ya empiezan a acompañar al grupo y a comer por su cuenta. Este periodo es el más peligroso para los jóvenes, y se calcula que solo un 50% sobrevive a los tres meses de edad.


Plantas en los desiertos